tarta queso horno

¡Deliciosa y cremosa! La tarta de queso horneada es un postre clásico que deleita a los amantes del queso con su suave textura y su sabor agradablemente dulce. Si quieres aprender cómo preparar esta delicia en tu propia cocina, ¡has llegado al lugar adecuado! En este artículo, te mostraremos una receta sencilla y deliciosa para hacer una tarta de queso horneada que seguro te encantará.

Ingredientes:

Para la base de galleta:

Para el relleno de queso:

Instrucciones:

Precalienta tu horno a 180°C (350°F) y prepara un molde para tarta desmontable, engrasándolo con un poco de mantequilla.

Prepara la base de galleta triturando las galletas en un procesador de alimentos o metiéndolas en una bolsa de plástico y machacándolas con un rodillo hasta que estén bien trituradas. Mezcla las galletas trituradas con la mantequilla derretida hasta obtener una mezcla homogénea.

Vierte la mezcla de galleta en el fondo del molde para tarta y presiónala con la parte trasera de una cuchara o con tus manos para que quede bien compacta. Hornea la base de galleta en el horno precalentado durante unos 10 minutos, luego retírala del horno y deja que se enfríe mientras preparas el relleno de queso.

Para preparar el relleno de queso, en un tazón grande, mezcla el queso crema con el azúcar blanco hasta que estén bien combinados. Luego, agrega los huevos uno por uno, mezclando bien después de cada adición. Añade la nata para montar y el extracto de vainilla, y sigue mezclando hasta obtener una mezcla suave y homogénea.

Vierte la mezcla de queso sobre la base de galleta enfriada en el molde para tarta y asegúrate de que esté distribuida de manera uniforme.

Hornea la tarta de queso en el horno precalentado a 180°C (350°F) durante aproximadamente 45-50 minutos, o hasta que esté dorada en los bordes y ligeramente temblorosa en el centro. Ten en cuenta que el tiempo de cocción puede variar según tu horno, así que es importante estar pendiente y hacer la prueba del palillo para asegurarte de que esté completamente cocida.

Una vez que la tarta de queso esté lista, retírala del horno y déjala enfriar a temperatura ambiente durante unos 30 minutos. Luego, refrigérala en el refrigerador durante al menos 4 horas, o preferiblemente durante toda la noche, para que adquiera una textura firme y cremosa.

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