Los scones son unos panecillos típicamente ingleses que se caracterizan por su textura suave y delicada, y su sabor ligeramente dulce. Son perfectos para servir en el desayuno o la merienda, y se pueden acompañar de mermelada, crema o incluso queso.
Ingredientes:
Instrucciones:
Precalentar el horno a 200°C. En una bandeja para hornear, colocar papel para hornear y reservar.
En un tazón grande, mezclar la harina, el polvo para hornear y la sal. Añadir la mantequilla y mezclar con los dedos hasta que la mezcla se asemeje a una masa gruesa y desmenuzada.
Agregar el azúcar y mezclar.
Hacer un pozo en el centro de la mezcla de harina y agregar la leche. Mezclar con una cuchara de madera hasta que la masa se una. No mezclar demasiado, ya que esto hará que los scones sean duros.
Espolvorear un poco de harina sobre una superficie plana y volcar la masa. Amasar suavemente hasta que quede suave.
Usando un cortador de galletas o un vaso pequeño, cortar la masa en círculos de aproximadamente 5 cm de diámetro. Colocar los scones en la bandeja para hornear.
Batir el huevo y pintar la superficie de los scones con una brocha de cocina.
Hornear durante 12-15 minutos, o hasta que estén dorados.
Retirar del horno y dejar enfriar durante unos minutos antes de servir.
Los scones se pueden disfrutar calientes o fríos, y son una delicia cuando se acompañan con mermelada y crema batida. ¡Disfrútalos!
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