La salsa gravy es una salsa clásica de la cocina anglosajona, que se utiliza a menudo para acompañar carnes asadas como el pavo, el cerdo o el pollo. Su textura es espesa y su sabor es intenso y rico, gracias a los ingredientes que se utilizan en su preparación. En este artículo te enseñaré cómo hacer la salsa gravy de forma fácil y rápida.
Ingredientes:
Preparación:
Derrite la mantequilla en una sartén grande a fuego medio-alto.
Agrega la harina y mezcla bien con un batidor de alambre hasta que se forme una pasta suave.
Cocina la mezcla durante unos minutos, revolviendo constantemente, hasta que se dore ligeramente y tenga un aroma a nuez.
Agrega poco a poco el caldo de carne o pollo, batiendo constantemente para evitar la formación de grumos.
Agrega el vino tinto, si lo estás utilizando, y sigue batiendo hasta que la salsa tenga una consistencia suave y espesa.
Agrega la sal y la pimienta negra molida al gusto, y mezcla bien.
Baja el fuego y deja cocinar la salsa durante unos minutos más, revolviendo ocasionalmente, hasta que esté completamente caliente y tenga la consistencia deseada.
Sirve la salsa gravy caliente sobre la carne asada, las papas o cualquier otro plato que desees.
Consejos adicionales:
Si la salsa queda demasiado espesa, puedes agregar un poco más de caldo de carne o pollo para ajustar la consistencia.
Si deseas una salsa gravy más oscura, puedes agregar un poco de salsa de soja o de colorante alimentario.
Si deseas una salsa gravy más suave, puedes pasarla por un colador antes de servirla.
Puedes guardar la salsa gravy sobrante en un recipiente hermético en el refrigerador durante varios días, o congelarla para su uso futuro.
¡Disfruta de tu deliciosa salsa gravy casera!
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