El germinado casero es una excelente manera de agregar una nutrición adicional a tus comidas y hacer que tu dieta sea más saludable. Además, es muy fácil y económico de hacer en casa. En este artículo, te enseñaremos cómo hacer tu propio germinado casero en unos sencillos pasos.
Lo que necesitarás:
Instrucciones:
Lava las semillas: Antes de comenzar, asegúrate de lavar las semillas con agua corriente para eliminar cualquier suciedad o impurezas que puedan tener.
Remoja las semillas: Agrega las semillas en el frasco de vidrio y cúbrelos con agua filtrada. La cantidad de agua debe ser suficiente para cubrir las semillas por completo.
Deja las semillas en remojo: Coloca el pedazo de malla o gasa en la parte superior del frasco y asegúralo con la banda elástica. Deja las semillas en remojo durante al menos 8 horas o durante toda la noche.
Drena el agua: Después de haber remojado las semillas durante el tiempo adecuado, drena toda el agua del frasco. Asegúrate de drenar completamente todo el agua para que las semillas no se pudran.
Enjuaga las semillas: Enjuaga las semillas con agua filtrada y asegúrate de drenar completamente toda el agua de nuevo.
Repite el proceso: Repite los pasos 3, 4 y 5 dos veces al día durante al menos tres días o hasta que las semillas hayan germinado por completo. Asegúrate de enjuagar y drenar bien las semillas cada vez para evitar que se desarrollen bacterias.
Almacenamiento: Una vez que las semillas hayan germinado por completo, puedes almacenarlas en un recipiente hermético en el refrigerador durante varios días.
¡Listo! Ahora tienes tu propio germinado casero. Puedes agregarlo a tus ensaladas, sándwiches o incluso comerlo solo como un snack saludable. Recuerda que también puedes experimentar con diferentes tipos de semillas para obtener diferentes sabores y nutrientes en tu germinado.
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